Estrategias para la creación de empleo y mejora de los medios de vida
Sostenibilidad económico según la Nueva Agenda Urbana.
La Nueva Agenda Urbana (NAU) es un documento desarrollado por el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat) que ofrece una orientación clara sobre cómo la urbanización bien planificada y gestionada puede ser una fuerza transformadora para acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La NAU Ilustrada ofrece definiciones claras y aplicaciones prácticas para hacer que el marco global sea más accesible y fácil de usar para los responsables de la política y los profesionales urbanos, tanto dentro del Gobierno como en la amplia gama de actores interesados en temas urbanos y dentro de la ONU.
La herramienta está pensada como un recurso para diferentes actores en diferentes niveles de Gobierno, desde el central hasta el local, y para las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y todos los que residen en los espacios urbanos del mundo. Destaca los vínculos entre la urbanización sostenible y la creación de empleo, las oportunidades de subsistencia y la mejora de la calidad de vida, e insiste en la incorporación de todos estos sectores en todas las políticas y estrategias de desarrollo o renovación urbana.
En esta publicación transcribimos el punto sobre Sostenibilidad Económica que forma parte de la NAU
La sostenibilidad económica es un objetivo importante de la Nueva Agenda Urbana. Reconoce el crecimiento económico sostenido e inclusivo con empleo para todos como elemento clave del desarrollo urbano sostenible - NAU 43. Además, la Nueva Agenda Urbana concibe las ciudades como lugares con igualdad de oportunidades, que permitan a los ciudadanos vidas productivas y prósperas - NAU 43. La Nueva Agenda Urbana se compromete a aumentar la productividad económica proporcionando a la fuerza laboral “acceso a oportunidades para generar ingresos y a conocimientos, aptitudes y centros educativos que contribuyan a una economía urbana innovadora y competitiva” - NAU 56. También se compromete a aumentar la productividad económica a través del empleo y el “trabajo decente” y las oportunidades de subsistencia en ciudades y asentamientos humanos. Destaca la importancia de la transición de la fuerza laboral informal en las ciudades al sector formal. El ODS 11 establece la intención de promover vínculos económicos positivos entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales mediante el fortalecimiento de la planificación del desarrollo nacional y regional - Meta 11.A.
El valor de la producción económica de una ciudad, en relación con su fuerza laboral, se mide por el producto interno bruto (PIB) y se incrementa en una mejor asignación de los factores de producción por su productividad. La productividad se puede describir mediante múltiples indicadores económicos; la producción de las empresas dentro de un municipio (a menudo expresada como PIB per cápita), así como los ingresos y los salarios individuales, pueden servir como descriptores para comparar diferentes jurisdicciones (Glaeser y Xiong, 2017). La alta productividad económica puede ocurrir en grandes propiedades con producción industrial en áreas rurales, pero a nivel urbano no se puede lograr sin urbanización; el desarrollo económico en Occidente y el rápido desarrollo de Asia Oriental se produjo en el contexto de la urbanización (Hommann y Lall, 2019). La urbanización permite que la mano de obra se traslade del sector agrícola a sectores productivos más diversificados, incluidos la manufactura y los servicios. El Grupo del Banco Mundial (2015) describe niveles escalonados de producción para asentamientos individuales: inicialmente, las ciudades de mercado donde se comercializan bienes producidos localmente tienen un PIB per cápita de menos de $2,500. A través de la industrialización y la urbanización, las ciudades pueden desarrollarse hasta el punto de lograr un PIB per cápita superior a 20,000 dólares. Para que las ciudades tengan valores de PIB que superen los $ 20,000, se deben cultivar las industrias de sector de servicios, de tecnología y de innovación (Grupo del Banco Mundial, 2015). La alta productividad es esencial para el desarrollo y el crecimiento a largo plazo, así como para la participación en el mercado global. Por lo general, las industrias de exportación que se comercializan a nivel mundial se encuentran dentro de centros urbanos de alta densidad (Glaeser y Xiong 2017).
Como componentes clave de la sostenibilidad económica, la Nueva Agenda Urbana destaca a) Creación de Empleo y Medios de vida b) Productividad y Competitividad. La Figura 9 ilustra un ejemplo del espíritu empresarial femenino para obtener ingresos y contribuir a los ingresos del hogar en un país en desarrollo.
Creación de empleo y medios de vida
Las ciudades son esenciales para la creación de empleo y la mejora de los medios de vida (Bourdic, Kamiya y Salat, 2017). La Nueva Agenda Urbana reconoce los vínculos entre la buena urbanización y la creación de empleo, las oportunidades de subsistencia y la mejora de la calidad de vida, exigiendo su inclusión en todas las políticas de renovación urbana. En varios casos, la NAU enfatiza la necesidad de crear “trabajos decentes”. La NAU se compromete a “sostener y apoyar las economías urbanas en la transición progresiva hacia una mayor productividad mediante sectores de alto valor añadido, promoviendo la diversificación, la modernización tecnológica, la investigación y la innovación, incluida la creación de empleos de calidad, decentes y productivos, entre otras cosas, mediante la promoción de industrias culturales y creativas, turismo sostenible, artes escénicas y actividades de conservación del patrimonio” - NAU 60.
Además, la Nueva Agenda Urbana “subraya los vínculos entre la buena urbanización y la creación de empleo, las oportunidades de subsistencia y la mejora de la calidad de vida, que deberían incluirse en todas las áreas urbanas” - NAU p. iv. Esto significa que una buena estrategia urbana incluye estrategias para la creación de empleo y mejores oportunidades de medios de vida para lograr la prosperidad compartida.
Para ello, la Nueva Agenda Urbana recomienda desarrollar economías urbanas inclusivas, “aprovechando el potencial endógeno, las ventajas competitivas, el patrimonio cultural y los recursos locales, así como las infraestructuras resilientes y que hagan un uso eficiente de los recursos, promoviendo el desarrollo industrial sostenible e inclusivo y las modalidades de consumo y producción sostenible y fomentando un entorno propicio para las empresas y la innovación, así como para la creación de medios de subsistencia” - NAU 45.
Principios
Las exportaciones y el gasto público no son suficientes para impulsar la creación de empleo; el consumo privado será el principal motor del crecimiento del empleo en los próximos años. El mayor crecimiento se da aparentemente en los sectores de servicios como salud, finanzas, educación, transporte y entretenimiento. En los países en desarrollo, el gran sector informal puede limitar el consumo debido a la falta de acceso al crédito para realizar inversiones en vivienda, educación o negocios (Augustinraj y otros, 2018).
Una estrategia sólida de desarrollo económico incluye a las partes interesadas en el diseño de políticas. Las ciudades que buscan hacer crecer las industrias existentes y cultivar otras nuevas deben trabajar con las partes interesadas de la industria para entender sus necesidades y requisitos al diseñar políticas y programas. Las ciudades deben ser parte de este proceso y comprender sus industrias y negocios objetivo, así como los costos y beneficios de trabajar con diferentes tipos de negocios. El diseño de políticas que consideren las necesidades de las grandes corporaciones multinacionales puede dar lugar a grandes inyecciones de capital e inversión, mientras que la consulta con las pequeñas y medianas empresas (pymes) puede conducir al cultivo de talento local y empleo de calidad, además de una identidad de ciudad y cultural. Para la implementación, es clave comprender las relaciones intermunicipales; por ejemplo, una estrategia de vecindario o espacial puede ser particularmente efectiva para ayudar a las pymes debido a su dependencia de las relaciones entre ellas y con los proveedores (Kuah, 2002). En los países en desarrollo, las ciudades también deben consultar con los trabajadores de los sectores informales a fin de determinar las formas en que la actividad económica informal, ya arraigada, puede formalizarse y apoyarse (PNUD, 2016).
La automatización está cambiando la naturaleza de los trabajos en todo el mundo. Las tecnologías de automatización (inteligencia artificial y robótica) serán fundamentales para aumentar la productividad y el crecimiento económico, al tiempo que generarán importantes beneficios económicos para los países. Según McKinsey Global Institute (2017), aproximadamente la mitad de todas las actividades laborales en el mundo podrían automatizarse, pero se estima que la proporción de trabajo que realmente será desplazado para 2030 será menor. Esto se debe a que los factores técnicos, económicos y sociales afectarán la adopción. McKinsey Global Institute (2017) examinó escenarios en 46 países y encontró que la automatización impacta los trabajos de manera diferente en diferentes países: las economías avanzadas se verán más afectadas por la automatización que los países en desarrollo.
Los trabajos poco calificados son tan importantes como los trabajos de alta especialización. Si bien la mayoría de los gobiernos se concentran en la creación de empleos “tecnológicos” bien remunerados, los trabajadores menos calificados y en su mayoría informales, también deben ser considerados como contribuyentes a la economía.
Acciones ilustrativas
Desarrollar capital humano. Las ciudades deben esforzarse por desarrollar las habilidades, la formación y la capacidad de los miembros de sus grupos de trabajo. Las ciudades también pueden proporcionar formación y redes de apoyo a empresarios y propietarios de pequeñas y medianas empresas; basadas en habilidades o en resultados.
Se ha descubierto que el desarrollo del capital humano es especialmente eficaz (Frese y otros, 2011). La inversión en la educación y la formación de la población municipal más grande es especialmente crucial para las ciudades que han experimentado flujos de población adicionales y puede ser una forma de integrar a los migrantes en economías urbanas más grandes. A nivel local, los programas a nivel de vecindario y las iniciativas especiales pueden ser de interés para las áreas rezagadas (Dutton, Lindsay y McQuiad, 2007).
También puede ser necesario desarrollar el capital humano mediante intervenciones institucionales. Por ejemplo, en la Unión Europea, las ciudades secundarias de los países no centrales no tienen las instituciones, el capital o los recursos para reinventarse y atraer nuevas industrias terciarias. Las intervenciones o alianzas con organismos internacionales de gobierno o universidades pueden ser un medio de desarrollo económico en estos casos, especialmente para las ciudades que sufren los efectos de la desindustrialización (Kinossian, 2018).
Desarrollar oportunidades de financiamiento. Más allá de la capacitación en habilidades, los dueños de negocios y empresarios pueden necesitar acceso a capital o crédito para impulsar empresas o el desarrollo de mercados. Los municipios pueden crear centros de desarrollo empresarial, programas de préstamos y subvenciones, asistencia técnica y oportunidades de visibilidad pública para las pymes, y pueden configurar estos servicios de manera programática en torno a industrias de interés (Grupo del Banco Mundial, 2015b).
Para las ciudades con muchas empresas propiedad de migrantes, puede haber interés en reducir los costos de transacción asociados con las remesas y las transacciones financieras entre países (Maimbo y Ratha, 2005).
Construir infraestructura digital para habilitar los servicios y el comercio. Algunos de los servicios de más rápido crecimiento en el mundo son los habilitados por las tecnologías digitales. El comercio electrónico es un buen ejemplo, con un estimado de US $22 trillones en ingresos anuales globales. En China, la participación del comercio electrónico en el consumo aumentó del 3 al 15% entre 2010 y 2017, y se prevé que represente más del 40% de crecimiento en el consumo a través de 2020. En la India, mientras que la infraestructura física sigue rezagada detrás de los estándares mundiales, la infraestructura digital ha crecido considerablemente debido a las innovaciones en el sector de las telecomunicaciones (Augustinraj, 2018).
Adoptar la automatización y aprovecharla para crear trabajos mejores y más remunerados. Un informe de McKinsey estimó que, para 2030, entre 400 y 800 millones de personas en todo el mundo podrían perder puestos de trabajo debido a la automatización (McKinsey Global Institute, 2017). Las ciudades deben desarrollar estrategias para ayudar a los trabajadores en la transición a trabajos de mayor tecnología, al tiempo que brinda apoyo económico a los trabajadores que pierden sus empleos debido a la automatización. La capacitación laboral a mitad de carrera y la reubicación de los trabajadores serán cruciales, y los modelos educativos y de capacitación de la fuerza laboral deberán adaptarse a la automatización y las mejoras tecnológicas.
Para crear nuevos puestos de trabajo, vincularse con otros sectores de “crecimiento” como la infraestructura, las energías renovables, la educación y otros. Se estima que, a nivel mundial, es necesario invertir alrededor del 3.8 por ciento del PIB al año, o un promedio de 3.3 trillones de dólares al año, para cubrir las brechas de infraestructura (Garemo y otros, 2016). Históricamente, los gobiernos gastan menos en los sectores de infraestructura y construcción, que tienen el potencial de crear millones de puestos de trabajo. Estos tipos de trabajo incluyen arquitectura, ingeniería, construcción calificada y trabajos menos calificados. Del mismo modo, las ciudades pueden invertir en el sector de las energías renovables (eólica y solar, tecnologías de eficiencia energética, entre otros) (McKinsey Global Institute, 2017).
Productividad y competitividad
La Nueva Agenda Urbana se compromete a “aumentar la productividad económica, según corresponda, haciendo posible que la fuerza laboral tenga acceso a oportunidades para generar ingresos, a conocimientos, aptitudes y centros educativas que contribuyan a una economía urbana innovadora y competitiva. Nos comprometemos también a aumentar la productividad económica mediante la promoción del empleo pleno y productivo, del trabajo decente y de las oportunidades de subsistencia en ciudades y asentamientos humanos” - NAU 56. La productividad y la competitividad se relacionan con el concepto de “ciudad competitiva”, que es una que facilita la inversión extranjera, la creación de empleo, el aumento de la productividad y la mejora de los ingresos (Kilroy y Mukim, 2015). El vínculo entre productividad y urbanización es producido por economías de aglomeración, que agrupan servicios, hogares y recursos. Uno de los principios de la Nueva Agenda Urbana es “asegurar economías urbanas sostenibles e inclusivas, aprovechando los beneficios que se derivan de la aglomeración resultante de una urbanización planificada, incluida la alta productividad, la competitividad y la innovación” - NAU 14. b.
La aglomeración permite a los trabajadores vivir más cerca de sus puestos de trabajo y acceder a oportunidades educativas, al tiempo que permite a las empresas acceder a proveedores, mercados de consumidores y mano de obra. A través de la aglomeración, aumenta la productividad general. Este efecto puede demostrarse cuantitativamente, aunque la magnitud de la aglomeración varía considerablemente según la forma urbana, la industria, las habilidades laborales y la educación, la prestación de servicios de infraestructura y la equidad espacial, etc. Como tal, es difícil trasladar los hallazgos de una ciudad a otra en estudios empíricos (Graham, Melo y Noland, 2009). Por ejemplo, Chauvin y otros (2017) encuentran en un estudio de las prefecturas chinas, que la alta densidad se asocia positivamente con los ingresos, pero un estudio del Banco Mundial de países de América Latina y el Caribe no encuentra una relación sólida entre densidad y productividad (Ferreira y Roberts, 2018).
Más allá de la densidad pura, la proximidad y la conectividad también son esenciales para el espíritu empresarial y la innovación, ya que el talento y los recursos se agrupan en entornos urbanos (Glaeser y Xiong, 2017).
La aglomeración permite a las empresas elegir entre un grupo más amplio de mano de obra, y los trabajadores pueden adaptarse mejor a los trabajos para los que son adecuados (Andersson, Burgess y Lane, 2007). Porter (1998) propuso la noción de “agrupación industrial” y competitividad, un concepto que se basa en cadenas de valor y cadenas de suministro y fue de particular interés a medida que el mundo se globalizaba cada vez más. Las empresas pueden formar agrupaciones en las que se encuentren trabajadores adecuados. Este discurso se relaciona con las industrias terciarias y de alta tecnología, donde los trabajadores altamente educados y las redes empresariales pueden facilitar el crecimiento de varias empresas similares. Los proveedores y cadenas de suministro comunes también pueden producir este efecto de agrupamiento; y el acceso a la información y la concentración de la demanda de los consumidores puede asegurar el éxito de un grupo de negocios (Martin y Sunley, 2003).
Como tal, para cosechar los beneficios de la aglomeración, las ciudades deben invertir en el desarrollo del capital humano a través de la educación y la capacitación, además de abordar la equidad espacial y los problemas de acceso. Los efectos exactos de la aglomeración y su magnitud difieren entre regiones y países. Por ejemplo, Chauvin y otros (2017) encuentran que la aglomeración está vinculada a aumentos salariales en Estados Unidos y Brasil, pero el vínculo es mucho más fuerte en India y China (Chauvin y otros, 2017). Los efectos de la aglomeración también difieren entre industrias (Glaeser y Xiong, 2017). Finalmente, el concepto de aglomeración se asocia a menudo con imágenes de megaciudades alrededor del mundo, mientras que las ciudades secundarias cobran cada vez más importancia en este discurso (Roberts, 2014).
Los aumentos de productividad asociados con la agrupación y la mayor densidad pueden compensarse con externalidades negativas, como la congestión y la falta de prestación de servicios públicos a poblaciones en crecimiento. En términos generales, las ciudades tienen que navegar continuamente por los efectos económicos positivos de la aglomeración y los efectos negativos de la congestión (Grover y Lall, 2015). Estos problemas han provocado que las autoridades desvíen el desarrollo a otros lugares o impongan límites al crecimiento o barreras para urbanizar áreas (Goswami, Grover y Lall, 2016). De manera integral, cuanto mayor sea el alcance y la capacidad de implementación de los gobiernos locales, más probable es que la prestación de servicios de infraestructura y las políticas y programas orientados al desarrollo económico tengan éxito (Grupo del Banco Mundial, 2015).
Fuente: Nueva Agenda Urbana (NAU). Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat)